domingo, 13 de marzo de 2011

Ética y moral

 Etimológicamente "ética" y "moral" tienen el mismo significado. "Moral" viene del latín "mos" que significa hábito o costumbre; y "ética" del griego "ethos" que significa lo mismo.
- Sin embargo en la actualidad han pasado a significar cosas distintas y hacen referencia a ámbitos o niveles diferentes: La moral tiene que ver con el nivel práctico o de la acción La ética con el nivel teórico o de la reflexión
La moral es como una brújula que nos orienta

Moral es el conjunto de principios, criterios, normas y valores que dirigen nuestro comportamiento. La moral nos hace actuar de una determinada manera y nos permite saber qué debemos hacer en una situación concreta. Es como una especie de brújula que nos orienta, nos dice cuál es el camino a seguir, dirige nuestras acciones en una determinada dirección. La brújula nos indica el camino. En la vida hay que intentar no perder el norte.


Ética es la reflexión teórica sobre la moral. La ética es la encargada de discutir y fundamentar reflexivamente ese conjunto de principios o normas que constituyen nuestra moral.
- Como conclusión: moral y ética se plantean cuestiones distintas. La moral tiene que ver con el nivel práctico de la acción y trata de responder a la pregunta ¿qué debo hacer?; la ética con el nivel teórico de la reflexión y trata de reponder a preguntas del tipo ¿qué es la moral? ¿cómo se fundamenta? ¿cómo se aplica la reflexión a la vida cotidiana?


LA ACCIÓN MORAL

Las personas somos inevitablemente morales porque, a la hora de actuar,
imaginamos distintas posibilidades, entre las que nos vemos obligadas a elegir, y
además hemos de justificar nuestra elección. Si queremos comportarnos como seres
racionales. Imaginar posibilidades, tener que elegir entre ellas y justificar la elección
son tres momentos de la estructura moral de las personas, que hacen que ninguna sea
amoral.
Un ser amoral cuando actúa automáticamente y, por lo tanto, no es dueño de sus 
actos ni responsable de ellos. Ése es el caso de los animales. Las personas, por el
contrario, podemos comportarnos moral o inmoralmente en relación con unas normas
de conducta determinadas, pero no somos amorales.

LA CONCIENCIA MORAL 

“Conciencia”, en general, significa “capacidad de percatarse de algo”. La
“conciencia moral”, en concreto, es la capacidad de percatarse de que unas formas de vida, valores o principios son más humanizadores, moralmente mejores, que otros; es, pues, en primer lugar, la capacidad de captar los principios por los que distinguimos entre lo moralmente bueno y malo.
Ahora bien, para tomar decisiones necesitamos pasar de los principios generales
a los juicios concretos sobre una situación dada. La conciencia realiza también esta
segunda función, la de formular juicios prácticos, teniendo en cuenta los principios
generales y los datos de la situación. Por ejemplo puedo tener conciencia de que no
debemos mentir, pero también darme cuenta de que informar a algunas personas de que 
padecen una enfermedad incurable les va a producir un daño irreparable. En este caso la 
conciencia, trata de formular un juicio práctico, que puede orientar la acción en el sentido de ocultar la verdad. La mejor forma de comprender lo que exige un principio moral es tratar de
aplicarlo. En el ejemplo anterior acerca de la mentira lo importante no es que quedetranquilo por haber dicho la verdad, sino ser consciente que la mentira rompe la relación  con otros y conmigo mismo, los instrumentaliza y me instrumentaliza. Si ante un enfermo irreversible pienso que le daño menos no diciéndole la verdad de su muerte próxima, he comprendido que lo fundamental es no instrumentalizar a otros y a mí mismo. Otra cosa es que al actuar sigamos el juicio de la conciencia o que lo desatendamos. En estos casos la conciencia cumple una tercera función autocrítica: actúa como un juez que alaba unas acciones y desaprueba otras, castigándolas en este último caso con el remordimiento.
Si un ser carece de conciencia moral, como los animales o personas disminuidas  en sus facultades mentales, es absurdo recriminarle por alguna acción, como si fuera responsable de ella. De la responsabilidad sólo se puede hablar cuando nos referimos a  seres libres y conscientes, que han tenido la capacidad de optar y el conocimiento moral  necesario para ser dueños de sus actos.


ASIER MARTINEZ

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